Cap. 15 Bien, este va a ser el útero de alquiler.
El doctor Clemente desdobló el papel. Sus ojos se abrieron como platos. La miró de inmediato, incrédulo, y volvió a bajar la vista al plan, palideciendo ligeramente.
—Niña... ¿estás segura de que quieres hacer esto? —preguntó, su voz era un susurro cargado de incredulidad y preocupación.
—Sí, es necesario —respondió Alba con una calma que resultaba aterradora.
—Yo no voy a poder librarme de esto fácilmente, y necesito hacerlo para que mi hija sobreviva. Lo entienda o no, es la única salida que veo.
El doctor exhaló profundamente, estudiando de nuevo el documento.
—Lo entiendo... Lo entiendo —murmuró, doblando el papel con cuidado para guardarlo en su saco interno.
—Llevaré esto para hablar con el doctor Álvarez, el genetista. Él se va a encargar de coordinar esta... logística. Yo me encargo de supervisarlo. Pero, realmente, niña... —lo miró fijamente, y una sonrisa casi de admiración forzada se dibujó en sus labios.
—Eres maquiavélica.
La última palabra la dijo con una voz ronca y gra