Mundo ficciónIniciar sesiónAl día siguiente me desperté más decidida, el sonido del agua en la regadera llenaba el cuarto de baño, pero no lograba ahogar el murmullo de mis pensamientos. Me miré en el espejo empañado. Había aprendido a reconocer los pequeños cambios en mi cuerpo, las formas nuevas que se insinuaban sin pedir permiso, y esa mirada distinta que ya no era solo mía.
“Hoy”, me dije en voz baja, casi como una promesa. “Hoy se lo voy a decir”.Habían pasado varias semanas desde que supe que estaba embarazada. Los días, al principio pesados, se habían vuelto más llevaderos. Empezaba a aceptar la idea de que dentro de mí había algo que crecía, algo que me daba miedo, pero que también me hacía sentir acompañada.Y sin embargo, Alejandro seguía sin saberlo.Tomé mi vestido beige del armario, uno sencillo, de tela ligera, y lo extendí sobre la cama. Habíamos quedado de vernos para almorzar. Era una cita tranquila, en un restaurante pequeño que él había mencionado la última vez. “Nada form






