Adaptación..
Alexander Lee
El aroma a café y fruta fresca aún flotaba en el aire. Por primera vez en meses, quizás en años, mi mente no estaba calculando la próxima jugada de la bolsa ni analizando un contrato millonario. Estaba en calma, anclado en este momento: el sol de la mañana, la tranquilidad en los ojos de Aimunan y la sensación de su mano en la mía. Había algo frágil en esta normalidad, un momento que sabía que no podía durar, pero que intentaba saborear. Había tanta información, tantas emociones que ni siquiera yo había tenido tiempo de procesar del todo.
Y entonces, el sonido de la puerta principal. Como un golpe de martillo sobre cristal, rompiendo la frágil burbuja que habíamos creado. Karl entró con su usual profesionalismo, pero había una tensión en su postura que conocía demasiado bien.
—Jefe —dijo, y mi atención se desvió por completo de Aimunan para enfocarme en él—, siento interrumpir, pero su madre sigue llamando. Está muy preocupada por usted... me ha preguntado si estab