Viernes, 7:42 PM.
Luciana ajustó el collar de perlas frente al espejo del baño de Ethan, observando su reflejo con ojo crítico.
Vestido azul marino que caía justo debajo de las rodillas—elegante pero no ostentoso. Cabello recogido en moño bajo que había tomado veinte minutos perfeccionar. Maquillaje sutil que sugería sofisticación sin gritar "estoy intentando demasiado".
La armadura perfecta para cena con los Morrison.
Familia vieja de Manhattan. Conservadores. Tradicionales. El tipo de gente que juzgaba con miradas y comentarios envueltos en cortesía.
Exactamente el tipo de evento que Luciana odiaba.
—Te ves hermosa.
Luciana se giró.
Ethan estaba apoyado contra el marco de la puerta, todavía en jeans y camiseta, pero su expresión no era la admiración usual.
Había algo más. Algo tenso.
—Te ves cómodo. —Luciana intentó ligereza—. Y yo parezco que voy a funeral corporativo.
—Vas a cena con Vanderbilt. —Ethan dijo, voz más plana de lo normal—. Con gente que probablemente va a evaluarte c