El aire entraba furioso por la ventana y refrescaba la habitación combatiendo contra el té caliente. Tal vez incluso el viento sentía la tensión en ese lugar. Rebecka nunca había sido el tipo de chica que debía ser, nunca se había quedado callada, ni había hecho lo que otros esperaban. Ella era muy similar a Constanza desde un cierto punto de vista. Francisco siempre lo había pensado.
-Eres Noe, verdad? - obviamente sabía la respuesta, la pregunta era otra- Eres la Noe de quien Eli ha hablado tanto- no era un elogio.
-Am, yo- Obviamente aquella que no había elegido la pobreza y el amor por encima de la riqueza debía ser una cobarde- Si, pero ya esa historia quedó en el pasado- tomó un sorbo de té.
Se debió quemar, porque alejó la taza demasiado ràpido, pero no dijo nada. Después de todo debía mantener la compostura. No podía ser vulnerable ante ella.
-Tu eres la nueva no? - dijo Noelia, revolviendo el té para hacer que se enfriara con más rapidez.
-Yo no soy un juguete, ni s