NARRADOR OMNISCIENTE
Rosalía no estaba invitada en la boda, pero dentro del montón de asistentes se había colado, completamente diferente a lo que acostumbraba para no llamar la atención.
Se quedó en la parte trasera de la iglesia y pudo ver de primera plana el desplante de Amelie. No pudo evitar sorprenderse: eso no estaba entre sus planes.
Sacó rápidamente el teléfono de su bolso y comenzó a teclear con rapidez:
«La maldita aparecida no vino, abandonó a Damián.»
Al otro lado de la línea, Lorenzo apretó el celular y sacudió la cabeza incrédulo.
«No puede ser cierto, esa maldita mujer debe estar por ahí.»
Rosalía, todavía desconcertada, empezó a tomar fotos del caos que se estaba gestando y se las envió.
«Vente de inmediato» respondió él al verlas, y estrelló su copa contra el suelo,
—¡Maldita Amelie! Ahora si quieres hacerte la digna. —la maldijo, perdiendo el control.
Rosalía no quiso quedarse más tiempo. Se abrió paso entre los asistentes y abandonó la iglesia, justo cuando lo