Victoria acababa de llegar de nuevo a Sicilia, sin las chicas se sentía sola y ansiosa, fue al instituto de Giancarlo y esperó la hora de salida.

—Hola guapo —le dice a Giancarlo al verlo salir y lo abraza fuerte. Él está muy contento de verla.

— ¿Vendrás a la casa? —Pregunta Giancarlo esperanzado.

—Llamé a tu padre para decirle que quería que pasaras la tarde conmigo, luego te puedo llevar a casa ¿Te agrada la idea?

Giancarlo sonrió, pero se notó su decepción.

—Me alegra estar contigo Victoria, siempre. Solo que pensé…

Victoria desvió la mirada.

—Bueno, pero tu padre no me contesta el teléfono, ¿venían a buscarte o te ibas solo?

—Me iría solo, ya estoy grande, Victoria.

—Oh disculpe usted señor Angelov, llamaré a la casa, quizás tu padre tuvo que salir y por eso no logro comunicarme con él.

Victoria estaba marcando a la casa cuando vieron a Adelina bajar de un auto, al ver a Giancarlo con Victoria corrió hacia ellos.

Victoria se tensó, la última v