Rubí sabía que lo que vendría a continuación era sexo fuerte y rudo. No estaba tan perdida en el tema, a pesar de que era virgen, había visto videos al respecto como cualquier chica que siente curiosidad. Sabía que dolía. Sabía que la primera vez no era nada placentera, así que estaba completamente preparada para el sufrimiento.
Sin embargo, no esperaba que su cuerpo comenzará a reaccionar de aquella forma que no era precisamente dolorosa. Todo lo contrario.
Echó su cabeza hacia atrás en medio de un jadeo que emanó de lo más profundo de su garganta. El sonido era completamente nuevo. No tenía la menor idea de que podía emitir ese tipo de sonidos. Pero allí estaba, retorciéndose, mientras que de su boca se escapaban aquellos gemidos.
Su esposo la tenía bien sujeta de los muslos, mientras su boca ardiente dejaba besos y mordiscos en sus senos. Todo era un conjunto: las caricias de esas manos ásperas que bajaban y subían por su piel, más la estimulación en sus montículos, que no imagin