—¿No?
Rubí se apartó un poco, observándolo sin comprender.
—¿Para qué querrías que tu padre volviera a tomar el poder de la empresa? —Su voz era suave, pero con implicaciones letales—. ¿Acaso no es cierto que te ha tratado mal todos estos años?
Escucharle afirmar aquello la hizo estremecer. Porque sí, era consciente de que su padre había sido duro y cruel, pero siempre lo justificó de alguna u otra manera, siempre se decía a sí misma que esto era debido al miedo que debió sentir cuando estuvo cerca de perderla. Sin embargo, que esas palabras salieran de la boca de otra persona hacía que esos justificativos perdieran peso y le daba a las acciones de su padre mayor efecto.
—¿Cómo… sabes eso?
—¿No lo sabe acaso todo el mundo?
—Él no… era así.
—Sé perfectamente que no —contestó con un tono borde—. Recuerdo que te trataba como su adoración. Pero justo ahora, no eres su adoración. Siempre que habla de ti lo hace de forma despectiva, hasta los empleados del grupo Aurum parecen entrenados