Con amargura en el alma, Emily se marchó de la casa de Gabriel tras negarse rotundamente a despedirse de ella.
Una tras otra eran las humillaciones de Gabriel hacia ella, y aun así no entendía cual era el mal que ella tenía que Gabriel no podía aceptarla, mucho menos entendía cual era el lugar que ocupaba en su vida.
Llanto tras llanto la mañana pronto llegó y con él un amanecer gris como si el cielo también cargara con el peso de lo que sucedió la noche anterior, pero de ella nadie se iba a burlar, estaba dispuesta a todo porque Gabriel fuera suyo, y mirándose al espejo con una gran sonrisa se lo aseguraba así misma.
Leonor por su parte, llegó antes de que la mayoría de los empleados apareciera por la entrada principal, queria evitarse las miradas incómodas. Sabía que el chisme de lo sucedido en casa de Gabriel esparciria rápidamente entre los empleados de la empresa.
Tenía los ojos hinchados, no pudo conciliar el sueño tras pensar una y otra vez las razones del porqué Emi