Amara aprieta los labios con tanta fuerza que por un instante siente el sabor metálico del propio miedo. No es solo la noticia. No son solo los comentarios. Es el volumen insoportable de todo lo que está ocurriendo al mismo tiempo, como si la vida se hubiera transformado en una tormenta eléctrica que no le da espacio para respirar.
Su mirada se clava en Sophie, exigiendo una respuesta que, en el fondo, teme escuchar. La habitación entera parece contener el aliento.
–¿Qué tipo de hashtags? –pregunta Amara, con una voz que tiembla en el borde entre la furia y el pánico. No grita. No necesita hacerlo.
Sophie traga saliva. Tiene los hombros elevados, rígidos. Sabe que está a punto de clavar un puñal involuntario.
–#SaveLiam –dice primero, como si pronunciara un diagnóstico.
Pausa.
–#FreeLiam.
Y después, bajando la mirada:
–#AmaraManipuladora.
El silencio es brutal. Tan espeso que parece llenar el aire como humo tóxico.
Liam reacciona de inmediato. Camina hacia ella en dos pasos firmes