Narrador omnisciente.
El vuelo había sido largo, pero para Denayt fue como un suspiro. Los nervios no la habían dejado en paz ni un solo minuto. Sentía que en cualquier momento el corazón le estallaría en el pecho. Cada pensamiento la llevaba a lo que estaba a punto de enfrentar.
Una vez en Kansas, Vincent alquiló un auto. Denayt iba en silencio, sentada junto a él, jugando con sus dedos, incapaz de controlar el temblor que le recorría las manos. Tenía un nudo retorcido en el estómago; ansiedad, nostalgia y miedo.
Miró por la ventanilla. El paisaje le resultaba familiar y dolía. Los campos, los caminos de tierra, los árboles. Todo seguía igual, pero al mismo tiempo, todo le parecía ajeno. Se le llenaron los ojos de lágrimas, pero parpadeó rápido, tragándose el llanto.
Vincent la observaba de reojo de vez en cuando. No decía nada, pero notaba cada movimiento de ella. Su tensión. Sus suspiros. El brillo en sus ojos. Y no lo entendía. ¿Cómo podía alguien emocionarse por volver a un si