Denayt.
Los últimos cinco meses pasaron como un tornado por mi vida. No sé cómo no perdí la cordura… o la vida. Más de una vez me atreví a responderle al mismísimo bloque de hielo. Le hice caras. Lo maldije aunque eso no servía de nada. Me asustaba esa versión mía. Esa nueva yo capaz de levantar la cabeza y la voz.
También me gustaba.
No salía de una tarea cuando ya tenía otra encima. Lo peor estaba por llegar, el momento de salir al mundo con él. Ese mundo que me daba pánico. Que me ahogaba de solo imaginarlo.
No estaba preparada.
¿Y si algo sale mal?
¿Y si me equivoco?
¿Y si descubren que yo no pertenezco a este mundo?
Siempre me hacía las mismas preguntas.
Todas las noches, sentía una presión en el pecho, como si me aplastaran.
Soñaba con números, con letras que giraban como trompos, con voces que repetían palabras en idiomas extraños. Era una pesadilla tras otra.
Y justo cuando había logrado quedarme dormida tres golpes secos en la puerta me devolvieron a la realidad. No