Capítulo 76
—Y hay algo más —continuó Sergio—. Juan mencionó que la señorita Soler estuvo en la sala de descanso, pero se fue cuando vio que no llegabas.

El mensaje era claro: Mónica probablemente vio el vestido. Y precisamente porque lo había visto, fue que, junto a la piscina, agarró a Luciana, provocando la caída al agua.

Los labios de Alejandro se tensaron, sus ojos oscurecidos por una frialdad impenetrable. Sin decir una palabra, dio media vuelta y salió del salón.

En el pasillo, se encontró de frente con Mónica.

Nerviosa, Mónica lo detuvo.

—Alex, ¿dónde has estado?

Antes de que pudiera decir más, sintió cómo él le sujetaba la muñeca con fuerza. Solo entonces notó que algo no estaba bien. Alejandro tenía una expresión extrañamente fría y distante, y su agarre en la muñeca era doloroso.

—Alex, ¿qué te pasa?

La expresión de Alejandro no mostraba signos de suavizarse.

—Te lo voy a preguntar una vez más. ¿Luciana te empujó a la piscina?

Mónica vaciló, y sus ojos comenzaron a brillar con insegurid
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