Capítulo 1492
Martina se dio cuenta entonces: no venía con las manos vacías. Traía una montaña de cosas, bolsas y cajas de todos tamaños.

—Pasa ya —apremió Salvador—. En la entrada corre aire; te vas a enfriar.

—Ok.

Martina entró, cruzada de brazos, y lo vio ir y venir varias veces hasta meterlo todo.

La miró.

—¿Tienes tijeras o un cúter?

—Sí.

Martina asintió y fue a buscarlos.

—No te muevas —la detuvo—. Dime dónde y yo lo tomo.

Ella parpadeó y señaló:

—En el recibidor. Abres el mueble y está colgado en el panel perforado.

“Me trata como cristal: le da miedo que me golpee solo por caminar…”

—Bien.

Salvador tomó el cúter, abrió caja por caja y fue ordenando todo.

—Estos son suplementos para ti; estos otros, botanas… —hizo una pausa—. Verificado: todo es apto para embarazadas, puedes comer sin miedo.

—Y estos son para las náuseas del primer trimestre…

—Y aquí hay medicamentos y vitaminas. Le hacen bien al bebé.

El piso quedó lleno. Martina frunció el ceño y se acercó a recoger.

—No los toques —la miró
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