Mario una persona de 21 años con una sensibilidad e inteligencia increíble, lo lleva por un camino singular, al mismo tiempo se ve obligado a cambiar y dejar sus escrúpulos a un lado, mientras concilia su nuevo estilo de vida tendrá reprimir sus impulsos ante sus conocidos e intentar tener una doble vida sin sospechas.
Ler maisEl día estaba por comenzar, era como cualquier otro a estas alturas de la vida, todo somnoliento Mario se ponía a reflexionar un poco soltando pensamientos muy efímeros, era ya una práctica común para él. Dentro de su mente todo empezaba a revolotear y su imaginación tan abierta a conseguir lo que él quería.
El horizonte es tan hermoso cada mañana dijo Mario en voz alta, - dejó que el silencio consumiera el entorno y comenzó con su reflexión mental diciendo “esto no tiene un principio, ni un fin en el que se pueda decir si las acciones que he tomado están bien o mal dijo Mario en voz alta mientras pensaba”- estas fueron las únicas palabras que salieron de su boca.
Mientras seguía su pensamiento con un - lamentablemente es la supuesta realidad a como yo la veo y la vivo a cada momento, con sensaciones que muchas veces causan un temor tan extraño que me hace preguntarme sí todo lo que siento por dentro puede ser algo real o simplemente vivo un sueño, una etapa o un reto, o quien puede imaginarse que tal vez y solo seamos un experimento muy complejo. A mi forma de pensar, no paro de tener ideas que me dejan aletargado y otras veces solo con más confusiones camino y de pronto a cada segundo, cada acción que tomo me englobo con decir que con un montón de posibilidades hay tantas consecuencias y momentos que afectan a varios lugares que ni la existencia puede comprender, que son para mejorar o para una experiencia “mal vivida”, tan solo eso, un paso de emociones que invaden mi cerebro y se trasmiten de diferentes maneras, no existe algún horario para que solamente, sin controlarlo o intentarlo van por todo mi cuerpo inundándolo y saciándolo de una manera tan sorprendente, y yo me pregunto, si tan solo son cosas momentáneas. – mientras se mostraba con seriedad.
- ¿Por qué me afectan tanto? - entre dientes dijo Mario.
Con este ligero pensamiento terminaba de amanecer, en ese momento dejó de ver el horizonte, dejó su imaginación a un lado y puso su vista sobre una silla donde se encontraba otra persona muy fuera de sí, se notaba que estaba en muy mal estado mental y que apenas conservaba energías para sobrevivir.
- Entonces ¿Cuántos días más crees soportar? - Mario con una sonrisa de satisfacción, aclamó en voz alta.
Sin recibir alguna respuesta, - todavía con una sonrisa tímida dijo - realmente no importa, hoy es un buen día, así que hoy también será un buen día para ti, podrás ver la muerte con felicidad, te aseguro que no te dolerá.
El entorno se silenció tanto que un susurro que soltó la persona moribunda se escuchó con claridad cuando un - gracias - salió de unas cuerdas vocales destrozadas, hasta parecía contento.
Esto fue tan conmovedor para Mario - y se exaltó diciendo - ¡hoy vamos a hacer una fiesta! Invitaré a tus amigos y a los míos, será algo gratificante.
La persona era de una edad similar a la de Mario, así que no había problema con aparentar que eran amigos.
Sin tomar su desayuno Mario tomó su computadora y empezó a invitar a todas las personas que quiso, entre ellos sus mejores amigos, sus amigos de la universidad y los de su entorno. No hay que agregar que hizo lo mismo con la cuenta de la persona moribunda, a todos los había citado a las 7 de la noche, esto es normal puesto que en la pequeña ciudad de Gaben en donde vive Mario la gente nunca es puntual, era obvio que las personas llegarían una o dos horas después.
Mario una hora antes de la hora citada comenzó a arreglar su casa y los preparativos, estaba alistando todo para que saliera muy bien, a la persona moribunda la vistió y le inyectó una pequeña dosis de olanzapina y suministró un par de pastillas de cafeína
Llegó la hora y la gente empezó a llegar, el ambiente estaba muy prendido y se emanaba alegría por doquier, todo el plan iba a la perfección, incluso el moribundo se divertía simplemente parecía otro individuo y por más extraño que parezca tuvo la oportunidad de huir, pero por su cabeza nunca se le cruzó esa idea.
Pasada la media noche la mayoría de las personas estaban ya alcoholizadas continuaron en la fiesta y otras se marcharon de esta, las personas que siguieron la fiesta apenas se dieron cuenta de la ausencia de Mario y de la persona moribunda, pero nadie dijo nada, tal vez solo estaban en otro cuarto de la casa o eso pensaron ellos, en esos momentos que caminaba junto a él, a proseguir con su plan.
- y por fin llegar a su clímax - como lo dijo Mario.
Llegaron a un cuarto y se proponía a inyectarle una intravenosa de potasio y morfina, se tomó con calma el proceso porque él estaba seguro de que nadie los había seguido y nadie pensaría mal si un cuarto estaba con seguro en una fiesta.
Mario con delicadeza se puso unos guantes quirúrgicos y agarró la jeringa de morfina e inyectó con una dosis alta, al mismo tiempo introdujo potasio a altas dosis en su vena y esto pararía su corazón al instante, para que la muerte cuente como una sobredosis, no fue difícil para él recrear a una escena donde aparentara una sobredosis de morfina, al fin y al cabo Mario era muy meticuloso con su proceso y siempre se aseguraba de nunca dejar rastro, pero esta vez era diferente, era la primera vez que Mario mataba a alguien en su propia casa y que además con su intelecto lograba tener a esa persona sumisa, sin tenerlo cautivo, para él esta vez era algo especial, un momento de alegría que podía atesorar.
- Mario observó a su víctima de pies a cabeza y le dijo - espérame a donde vayas, esto no es el fin algún día podré verte de nuevo.
Cerró la puerta del cuarto y con lágrimas de afán caminó de nuevo por el pasillo que lo llevaba a la fiesta.
Caminó al bar de la casa y cogió la botella más cara que tenía y se sirvió en un vaso como si brindara por un buen momento, como él estaba tan concentrado en su mundo no contemplo la presencia de una chica que era desconocida para él, su cabello era ondulado, de ojos grandes, muy bonita y agraciada, al mirar fijamente su aspecto, todo además de lo físico era un misterio, solo al verla sintió que estaría en problemas, un peligro indescriptible que hace alusión a su nombre,
- Con una voz tímida se presentó entre murmullos - “soy Astrid, mucho gusto”.
- Las primeras palabras que soltó Astrid fueron - “sé lo que hiciste, dame un poco quiero brindar yo también”.
Mario escuchó esas palabras como un balde de hielos, pero no podía ponerse nervioso así que decidió seguir la conversación diciéndole - claro que sí, es un día de fiesta y siento que es lo mejor, pero más gusto me da brindar con una buena compañía y más si es una chica como tú, ¿me podrías repetir tu nombre?
Ella contestó con una sonrisa burlona - me llamo Astrid y tú debes ser Mario he escuchado mucho de ti hoy, y al verte no es lo que dicen.
Mario soltó una carcajada y le dijo - entonces ¿Estás decepcionada?
Astrid lo vio con una seriedad y unos ojos penetrantes mientras le decía - no es lo que dicen tus amigos, te adulan mucho, aunque si eres lo que me temía.
Mario a pesar de que estaba entablando una amistad, no podía estar tranquilo, aún no tenía la certeza de que Astrid no supiera lo del cuarto, pensó que lo mejor sería tenerla cerca toda la noche y pasar con ella lo que restaba de la fiesta.
No era una mala idea, pero tampoco les terminaba de convencer esta actitud, la mayoría de las personas no son buenas con otros sin que quieran algo a cambio, así que al principio sin emocionarse fueron a distraerse y apenas y pidieron algo.Todos disfrutaban del ambiente, esperaban que nadie dañara el ambiente más de lo que ya estaba, se animaron y empezaron a descontrolarse un poco, excepto Mario y Andrés, que tenían temas pendientes para conversar.Entre los dos sentados en una mesa empezaron la disputa.- ¿Qué es lo que quieres aquí? – dijo Mario.- ¿No te enseñaron a respetar a los mayores? – preguntó Andrés.- No te confundas, no te tengo respeto a ti – respondió Mario.- Pensaba que porque fuimos víctimas del mismo asesino podríamos llevarnos bien – expresó Andrés.- Eso pudo surgi
Astrid nunca pensó en las reacciones de los demás, solo quiso ser egoísta y poner a su expareja en frente de la persona que lo pretendía, pero esto era más que solo verse una vez más, para Mario era ver al padre de dos personas que había matado, estaba en un estado inconveniente en el que debía tener cuidado con sus palabras o este tipo se pondría como Kique a buscar, y aunque a Mario le fastidie, no lo podría matar, porque así un nuevo caso se convertiría ahora si en el sospechoso central.Llegaron y de lejos todos se percataron de la persona extraña que venía con ellos, por su lado Doménica caminaba cabizbaja porque no sabía que decir o que hacer para que todos no reaccionaran de esa manera, nunca se imaginó tal problema.- Gritó Astrid – ¡Amigos! El se va a unir a nuestro festejo.Daniel que lo conocía, se enoj&oacut
Al paso de unas horas, ya estaban muy animados, se olvidaron de todas sus preocupaciones y el estrés acumulado, unos estaban ya en un estado peor que otros, pero no les importaba nada, era esto un antes de la verdadera experiencia.Para las 3 de la mañana todos, ya habían caído rendidos y dormidos, para Carlos fue un alivio por el ruido que estaban causando a todo momento, escucharlos cantar y la música a todo volumen, lo distraía un poco al conducir y también fue por la tentación al tener que estar a un costado de la diversión, por lo general no le gustaba perderse esas experiencias.Transcurrieron las horas de camino a su destino. Para cuando llegaron todos se seguían sintiendo ebrios, con dolor de cabeza y algunos sin importarles en algo este efecto secundario, continuaron tomando, esta vez se les unió Carlos ya en el hotel y los demás se concentraron en lo que querían hacer e
- No me parece que mi padre sea muy valiente, sé que le afectó mucho, pero también sé que huyó del mundo porque no quería creer que la realidad era tan sombría, no me puso ni de excusa para seguir, fue algo egoísta, pero no lo culpo, todos tenemos algo que nos mortifica en vida – comentó Mario. - ¿No les tenías más afecto? – preguntó Astrid. - Nunca pasé mucho tiempo con ellos, siempre estaban los dos, a pesar de ser su hijo único se limitaron a tratarme como su segunda opción siempre – respondió Mario. - Ahora veo porque eres tan frio con todos – expresó Astrid. - ¿A qué te refieres con eso? – preguntó Mario. - Cómo eras hijo único pues, creo que por eso también lo eres, nada más – dijo Astrid. Esa tarde dejaron de hablar mucho, dejaron que el silencio consuma todo lo incómodo, de hecho, no hablar los hacía sentir mejor y esto era porque sus realidades eran muy diferentes a este punto, los dos conocían parte de lo que es el sufrimient
- No se si sentirme afortunado o no, aunque esa respuesta es muy general, todavía me quedan dudas – dijo Mario.- No abuses de tu situación, te respondí lo mejor que pude por estos momentos – respondió Astrid.- Está bien, ¿no tienes nada que decirme? Siento que puedo responderte algunas preguntas – expresó Mario.- Tengo demasiadas y quiero saber ¿Cómo vives sin trabajar? ¿Tus padres eran ricos? ¿Algún familiar tuyo está a cargo de ti? ¿No hay algo más que me ocultes? – preguntó Astrid sin parar.- ¡Vaya! Esas si son muchas preguntas, bueno trataré de responderlas todas – dijo Mario.- Okay ¡Empieza! – comentó eufórica.- No tengo a ningún familiar que se haga cargo de mí, tampoco es que mis padres tuvieran tiempo para decirles, me las he arreglado
Ella ya había hecho su parte, por lo cual era creyente de que iba a aceptar, conocía la personalidad de Mario muy bien como para que la rechazara, nada había salido como pensó, sin embargo, ella tendría una sorpresa para todos para su viaje.Volviendo a su presente, los dos entraron a dicho lugar y atrás de una ventana muy grande, la verdad se estaba revelando, su padre aislado del mundo y de su entorno, con una consciencia vaga y sin distinguir siquiera si había algo de qué preocuparse, olvidó que tenía un hijo y tenía frecuentemente alucinaciones donde veía a su esposa pasar por algo que nadie quiere ver.Los ojos de Astrid mostraron sorpresa y hasta parecía tener terror a lo que veía, en primer lugar, nunca pensó ir a un lugar como ese, que de por sí ya la tenía angustiada y con lo que acontecía, no pudo ni distraerse a gusto en el camino.
Último capítulo