Capítulo 1257
—¿Señora Hernández? —Luciana no había esperado verla llorar así; de inmediato le acercó un pañuelo desechable—. ¿Se encuentra bien?

—Mm… —Lucy asintió, con la voz hecha nudo—. Estoy bien.

“¿Por qué llora tanto? ¿De veras cualquiera se conmovería así con mi historia?”, pensó Luciana, con una oleada de dudas agitándole el pecho.

—Perdón —Lucy se secó a prisa—. Qué pena. Solo… me ganó el momento. Tú y tu hermano son niños buenos, raros en el mejor sentido: sin papás y, aun así, salieron tan bien.

—Me halaga.

Luciana notó sus párpados hinchados y el desconcierto le volvió a punzar. “Esto no es una reacción normal”, se dijo.

—Mamá.

No supieron desde cuándo Kevin estaba ahí; quizá la había oído llorar. Corrió preocupado, le tocó la cara.

—¿Por qué lloras?

—Mamá está bien, ¿te asusté? —Lucy sonrió, y le devolvió a Luciana el celular.

—Mamá…

De reojo, Kevin alcanzó a ver la foto en la pantalla y se le escapó:

—¿Es ese hermano?

—¡Kevin! —Lucy se sobresaltó y lo cortó en seco.

—¿Mamá…? —el niño
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