Capítulo 832
—Entonces tráela también —propuso él, echando un vistazo alrededor—. Hay varias habitaciones vacías; caben sin problema.

¿Acaso creía que solo se trataba de “si caben o no”? Luciana se quedó sin habla. ¿Ella, viviendo allí, y además con Alba? ¡Eso se iba a ver muy extraño!

—No es lo más adecuado… —murmuró con el ceño fruncido—. Alba es una niña pequeña, a veces hace ruido en la noche. Te molestaría.

—Pff… —bufó Alejandro, visiblemente impaciente—. ¿Tienes alguna mejor idea?

Luciana calló. La verdad, no se le ocurría un plan distinto.

—Ja… —soltó él una risa sarcástica—. Si no hay opción, haremos lo que dije. Mañana te mudas.

Tras decirlo, se puso de pie y se encaminó hacia las escaleras. Mientras caminaba, lanzó una orden en dirección a la cocina:

—Patricia, tráeme un vaso de agua tibia arriba.

—¡Claro, señor Morán!

Luciana, sentada en el sofá, se pasó la mano por la frente con un gesto de fatiga. “Este hombre está peor que hace tres años… No da margen para negociar”, pensó.

***

Sin es
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