91: Te odio valentino.
Valentino me llevó a una habitación que, para mi desgracia, era hermosa. Demasiado hermosa. Las paredes eran de un blanco marfil reluciente, el suelo estaba cubierto por una alfombra gruesa que amortiguaba cada paso, y en el centro, justo frente a una gran ventana con cortinas de terciopelo azul oscuro, había una cuna doble. Grande. Imponente. Como si esperara a dos pequeños inquilinos.
Al verla, un escalofrío me recorrió el cuerpo.
—Solo es un bebé y tú me estás confundiendo con alguien más —volví a repetirle, agotada de insistir.
Valentino ni siquiera me miró. En lugar de responder, se acercó a mí y, con suavidad pero sin pedirme permiso, me quitó a Luca de los brazos.
—Es hermoso… —murmuró mientras lo acunaba con un cuidado sorprendente, casi reverente—. Y sé que nuestro otro hijo también lo es. No te preocupes, traeré de vuelta a nuestro otro hijo.
Sus palabras fueron como un balde de agua helada. “Nuestro otro hijo.”
Mi estómago se encogió. Si Mirko se enteraba de esto, si descub