Mundo de ficçãoIniciar sessãoFrancine contuvo el aliento.
Sí, era la invitación. La maldita invitación.
Pero lo que más la desconcertaba no era que él lo hubiera descubierto.
Era la forma en que la hacía sentir, como si estuviera atrapada entre los límites de la culpa y un deseo insano de no irse de allí nunca más.
Francine miró el sobre como si jamás lo hubiera visto antes.
—¿Qué es eso? —preguntó, forzando una expresión de inocencia que ni ella misma compraría.
Dorian soltó una risa baja, como si le resultara divertido su pequeño teatro.
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