Mundo ficciónIniciar sesiónDorian llegó a casa más tarde de lo habitual esa noche.
Se quitó la corbata con calma, la dejó sobre el sillón del despacho y recorrió el ambiente con la mirada.
Todo parecía en su lugar. Demasiado, incluso.
Los libros perfectamente alineados, la papelera vacía, un cajón levemente removido.
Detalles mínimos, imperceptibles para ojos comunes. Pero no para los suyos.
Tomó el teléfono y llamó a la encargada.
—Denise, ¿quién organizó hoy el despacho?
Del otro lado, una breve pausa. Luego, la respuesta:







