Capítulo 351
La verdad, Ricardo ha estado yendo a escondidas al salón de belleza para hacerse tratamientos en la cara, además de comprar montones de mascarillas que se aplica cada vez que tiene chance. El ejercicio y el gimnasio tampoco los deja de lado.

Lo hace porque teme que Marina lo deje al apreciar al ver que está envejeciendo.

Este año cumple treinta y dos, cuatro más que Marina, y ella siempre anda hablando de cantantes jóvenes. Por eso, Ricardo se esfuerza aún más en secreto; no puede dejar que los nuevos talentos lo opaquen.

Desvió la mirada de la pantalla de su computadora y, viendo a Marina que se acercaba, le dijo susurrando:

—¿Ya llegaste?

—¿Para qué me llamaste? No será para verme mientras trabajas, ¿o sí? —dijo Marina, dejándose caer en la silla de enfrente como si nada.

—Obvio que no...

“¡Toc, toc!” La puerta se abrió otra vez.

Ricardo se interrumpió. —Adelante.

—Director, aquí están los informes mensuales de los departamentos —dijo el asistente mientras entraba con una pila de pap
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