Capítulo 488
—Si necesitas ayuda con algo, cuenta conmigo. —mandó Teresa por mensaje.

César lo leyó y respondió seco, sin pensarlo mucho:

—No hace falta.

No tenía intención de dejar que Teresa se metiera al equipo del proyecto. Por un lado, porque no confiaba en sus capacidades; por otro, porque ya no quería más ser cercano a ella.

Dejó el teléfono a un lado y trató de volver a enfocarse en lo suyo. Pero no pasó mucho tiempo antes de que lo agarrara de nuevo y marcara al asistente que trabaja en la oficina presidencial.

Esta vez no se fue al balcón, sino que salió del cuarto y caminó hasta el final del pasillo. Doblando por la esquina, preguntó:

—¿Ya está listo lo del traslado de Teresa?

—Sí, jefe, ya está todo. Pero... —El asistente dudó. Había escuchado los chismes sobre Teresa y el presidente, y no sabía cómo seguir.

—¿Pero qué? —César lo interrumpió, con tono impaciente.

El tipo tragó saliva y dijo:

—Teresa no ha venido por sus cosas. Su oficina sigue igual. No ha movido ni un papel.

—Haz que s
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