Marina dio su opinión:
—No entiendo a esos traficantes de personas. Tú, que todos los días hackeas redes, ¿los entiendes mejor que yo? ¡Andi todavía es un niño!
Los dos seguían discutiendo sin parar. Orión se acercó y agarró a su hermano para llevarlo a su habitación.
Andi miró hacia atrás y no supo qué hacer. Ver a su tía tan enojada le daba miedo. Tomó el juguete de las manos de su tío Álvaro y subió las escaleras con su hermano.
Cuando cerró la puerta de la habitación, Orión se veía enojado, como si ya supiera todo. Le preguntó:
—Entonces, ¿fue por eso que te fuiste tan tarde anoche durante la cena? ¿Para conocer a ese tal amigo?
Andi y Orión habían crecido juntos desde pequeños, eran gemelos. Con solo ver a Andi levantar la mano, Orión sabía lo que iba a hacer. Ya se había dado cuenta de que Andi estaba raro en la cena de la noche anterior.
Andi bajó la cabeza mientras pensaba:
—No, fue antes de eso. —Y empezó a contarle cómo conoció a César, aunque omitió algunos d