—No te aceleres —dijo Álvaro, rascándose la barbilla mientras pensaba—. En el video se ve claro que César salvó a mi hermana. No se ve que estuviera actuando.
Marina le dio un manotazo en el hombro. No fue fuerte, pero sí a propósito.
—¡Traidor! ¿Ya se te olvidó cómo trató a mi hermana? ¿Y ahora lo defiendes?
—Aunque no haya sido el que se ensució las manos, seguro estuvo metido. ¡No me digas que no!
Perla seguía en silencio, y eso solo encendía más a Marina.
—¡Hermana, ¿tú qué dices?! ¿Sí o no?
Ella bajó la mirada sin responder directo, pero, empezó a hablar del auto.
—Frenos sin respuesta. Y un gas raro…
Álvaro se puso a pensar, tratando de armar el rompecabezas en su mente.
Luego vino la explosión. Clarito que alguien le metió mano al carro.
Ayer, él revisó el video del accidente con lupa. Lo partió en pedacitos. Incluso se metió a las cámaras de tránsito para ver qué había antes y después.
—Ya entendí, hermana. Lo tengo más claro.
Perla asintió despacio.
—Creo que fue algún tipo de