Mundo ficciónIniciar sesiónDesconfianza
Alexander emergió del pasillo con el ceño fruncido, sus ojos de un azul gélido clavados en la figura de Jonathan Blake, quien, con su maldita sonrisa de suficiencia, terminaba su conversación con Helena.
La furia le ardió en el pecho. No había nada que odiara más que los periodistas entrometidos y Blake era el peor de todos. Un sabueso carroñero que olfateaba sangre y la convertía en titulares venenosos.
Y su esposa estaba hablando con él.
No lo pensó dos veces. Se acercó con pasos firmes, su mandíbula tensa, sus manos crispadas en puños antes de controlarse. Helena apenas tuvo tiempo de girarse antes de que Alexander soltara su acusación.
- ¿Jugando en ambos lados, Helena?
Su tono era peligroso, su furia apenas contenida.
Blake se quedó unos segundos más, disfrutando de la tensi&o







