El Poder De Las Redes SocialesEl estudio estaba en penumbras, iluminado solo por la pantalla tenue de la computadora, donde el documento del contrato aún permanecía abierto. Helena Thorne yacía con la cabeza apoyada en sus brazos cruzados sobre el escritorio, el cabello desordenado cayendo en mechones rebeldes alrededor de su rostro. El cansancio la había vencido tras horas de escritura, revisión y cálculos meticulosos para sellar el acuerdo con Alexander Blackwood.El zumbido insistente de su teléfono móvil rompió la calma del lugar, vibrando contra la madera pulida del escritorio. Parpadeó somnolienta, moviendo la mano con torpeza para tomarlo. Varios registros de llamadas perdidas brillaban en la pantalla: Maggie Evans (6 llamadas).- Dios... - murmuró Helena mientras deslizó el dedo para contestar la séptima llamada entrante.- Vas a derretir mi teléfono, Maggie, - dijo, aún con voz ronca de sueño - ¿Qué pasa?Al otro lado de la línea, la voz afilada y directa de su mejor amiga n
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