La Habitación del Bebé
La luz suave de la tarde se filtraba por las grandes ventanas de la habitación, creando un ambiente cálido y sereno. Helena y Alexander estaban rodeados de cajas, brochas y rollos de pintura. El olor a pintura fresca impregnaba el aire mientras Alexander, con la camisa ligeramente desabotonada y las mangas remangadas, estaba arrodillado frente a una cuna a medio armar, claramente frustrado.
- ¿De verdad necesitas hacerlo tú misma? - preguntó Alexander, su tono cargado de incredulidad mientras miraba las piezas de la cuna desparramadas en el suelo. - Podemos traer a un decorador, Helena, en una semana esto estaría listo, perfecto, sin tanto lío.
Helena suspiró, retrocediendo un paso para observar el progreso de su obra. Estaba clara en su decisión. Sabía que él solo quería que las cosas fueran fáciles, rápidas y sin complicaciones, pero había algo en ella que quería involucrarse, algo que le decía que este momento, su futuro como madre, merecía ser vivido de una