(Punto de Vista de Luna Mancini – 13 de diciembre, 18 años)
No me gusta que me miren como si fuera una princesa en una vitrina.
Y hoy, en la fortaleza todo el mundo me mira exactamente así.
Estoy en el salón principal, vestida con un traje negro hecho a medida que me marca cada curva sin pedir permiso: chaqueta corta, pantalón alto de cintura, camisa de seda blanca abierta hasta el tercer botón y botas militares negras con tacón de acero. El colgante de Irina en el cuello, el anillo negro de Irina en el dedo, y una sonrisa que dice «intenta algo y te arranco la garganta».
Porque hoy cumplo dieciocho.
Y hoy la fortaleza está llena de capos que vienen a jurar lealtad a la próxima generación.
Papá está en su trono improvisado al fondo, con su traje negro y la cicatriz que le cruza la ceja brillando bajo las luces. Mamá a su lado, preciosa con un vestido rojo sangre, la mano siempre apoyada en la barriga como si aún protegiera a alguien. Los cinco hermanos adoptivos están en fila detrás d