Elise
—¡Mamá, papá! —grité, dejando a mi hija con cuidado.
No pude contenerme. Me lancé hacia ellos, llorando de alivio, dolor y alegría.
—Mi amor —sollozó mamá, cubriéndome el rostro de besos—. Mi pequeñita...
—Hija, estás bien, todo esto era real, todo —dijo papá, con la voz quebrada y los ojos llenos de lágrimas—. Nuestra niña...
—Tienen que perdonarme —supliqué, sin dejar de llorar—. Fue mi culpa, fue mi culpa que...
—No, no fue tu culpa, mi amor —me interrumpió mamá, tomando mi rostro entre las manos—. Nada de esto fue tu culpa, solo de él.
Temblando, acaricié sus rostros. Había más arrugas surcando sus mejillas y frentes, pero seguían siendo hermosos. También seguían mirándome con el mismo amor de siempre.
—Mami, ¿qué pasa? ¿Quiénes son ellos? —preguntó Alistair a mis espaldas.
Los tres giramos al mismo tiempo. Mamá ahogó un grito al notar la presencia de mis hijos, que nos observaban confundidos, sin entender qué sucedía.
—¿Son nuestros nietos? —preguntó papá, secándose el r