Andrei
Años antes
No había dejado de pensar en esa interesante jovencita en toda la noche y si su nombre no salió de mi boca mientras me cogía a Sonia fue porque esta se quejó muchas veces de dolor porque perdía la conciencia por momentos, imaginando ese rostro perfecto y esos grandes pechos que dentro de poco devoraría.
—Gracias por conseguirlos —me dijo Sonia cuando le entregué los caramelos que quería darle a Elise—. Ella suele marearse antes de subirse a los aviones; es muy rara.
—No debe ser la única a la que le pase —contesté.
—Sí, pero ella quiere esta marca en específico. —Puso los ojos en blanco—. En fin, gracias. Me bajaré ahora para ir a despedirme de ella, ¿de acuerdo? Espero que no rechace la sala VIP. Sería una idiota si lo hiciera.
—No te preocupes, les he mencionado a tus padres que le digan que tienen esa sorpresa para ella.
—Mmm… Mi hermana es muy astuta; dudo que se lo crea, pero bueno, no le daremos más explicaciones.
Sonia se despidió de mí con un beso que se prolo