Andrei
Época actual
Elise no gritó cuando la llevé a ver el cuerpo desmembrado de la niñera que había tenido la osadía de mirarla a los ojos. La rabia me había impedido hacer un trabajo más impecable, por lo que sería difícil limpiarlo todo.
—No se merecía morir —dijo Elise entre dientes—. Yo fui la que se escapó y le quitó a Alistair.
—Esta es la porquería en la que me has convertido —repliqué, abrazándola por detrás—. ¿Por qué no estás gritando?
—Sé que no te gusta que te lo diga, pero era estudiante de medicina y mi padre me llevó muchas veces a la funeraria. Tuve que ver muchos cadáveres en mal estado.
Besé su hombro y Elise siseó de dolor por todas las mordidas que le había hecho mientras la cogía dormida, como en su primera vez.
—Tienes tanta experiencia —gruñí, sintiéndome celoso de nuevo—. Ojalá ya lo hubieras olvidado.
—Andrei…
—Y al mismo tiempo me atrae tanto la frialdad que muestras hacia la muerte. ¿Y piensas que no eres mía?
—No es frialdad, es costumbre —susurró.
—¿Costu