Julieta
—Valle de la Luna… —suspiré encantada con el nombre.
—Se siente aún el poder del valle, de ese alfa. Está en todos los lobos, pero mucho más en nosotros, en Damián y en Magnus. Incluso en Pascal —susurró mi loba.
Estaba encantada escuchando la historia; yo también quería saberlo todo. Alfa Magnus nos había contado algunos fragmentos, pero por su expresión era fácil ver que esos recuerdos le habían caído de golpe y eran dolorosos.
—¿Así que ahora viene a decir que es alfa de los herejes? ¿Es eso? ¿Quiere mi puesto? —preguntó Pascal, molesto.
—No, de los que antes eran creyentes —respondió Magnus—. Y eso fue hace mucho tiempo, alfa. Ahora soy solo un lobo perdido que intenta reconstruir su pasado. Todos los que conocí murieron; el mundo en que viví cambió por completo.
—Pero es un alfa, eso está claro; se siente —indicó Octavio, haciendo un gesto de respeto.
—¡Todo esto tiene que ser mentira! —gritó Pascal.
—Lo que dice alfa Magnus coincide totalmente con las pruebas —alzé la vo