Eva
—¿Precioso? ¿No es así que se llamaba tu lobo?
—No, se llama Adonis —ronroneó el beta, a centímetros de mí.
—Oh… pensé que era lo mismo —dije dando un paso atrás, mientras Octavio avanzaba lentamente.
—No pensé que fueras el tipo de vampira que dice algo y luego lo niega…
—No lo niego. Y si tu lobo es… llamativo— respondí tratando de ocultar lo que me provocaba. No sé qué me pasaba, realmente no lo sabía.
—A mi lobo le encantó que lo llamaras así. Dice que colocas los mejores nombres, muy acertados generalmente.
—¿Generalmente? ¿Disculpa? —pregunté, algo ofendida.
—Cerebrito, Norita, Cielito, Vampirito… Precioso, son excelentes. Pero debo reconocer que no me gusta que le digas “Duque Bonito” al vampiro.
—Mírate nada más… —sonreí, encantada con el rumbo de esta conversación—. ¿Estás celoso, beta? —Pregunté, acariciando su barbilla. Su cabello estaba rojizo de la sangre y sus ojos brillaban. Verlo así en el bosque, después de una gran pelea, desnudo… era el sueño de cualquier