Julieta
¿Cómo lo supo, demonios? Este hombre parece estar en todo. Siento que la cara se me cae de vergüenza..
—Lo hice porque todo aquí me parece extremadamente extraño. No me dices nada, no hemos bajado a los túneles. ¡Literalmente no sé con lo que estoy tratando! —espeté.
—Sabrás lo que tengas que saber cuando yo lo considere —demandó, bajando la voz.
—¿Entonces para qué me contrataste? Podrías haber esperado a tener todo preparado y seguro antes de forzarme a ser tu títere…
—¡Por la diosa, Julieta! —exclamó molesto.
—Baja la voz tú —dije, llevando mi dedo a los labios. Él se queda viéndome; aun en la oscuridad, su visión debe ser realmente buena.
—Porque así lo quise. Y te estoy pagando bien, ¿verdad? Yo soy el jefe y harás lo que yo diga, cuando yo lo diga, doctora . Y eso no es excusa para que estés como un polizón viéndome mientras hago ejercicio.
—Yo no… —contesté, pero no podía ni negarlo. Quería que se abriera un hueco aquí mismo y me llevara derecho al infierno.
—Sentí tu a