Tuve que hacer una gran fuerza mental para controlar mi impulso de decirle algo más. Sonreí, mientras caminaba hacia atrás, buscando verme lo más natural que era posible.
No quería que Sophie o alguien más notara que estaba siendo celosa de Daemon.
Escuché el sonido de la puerta cerrándose estrepitosamente. Miré hacia atrás.
Stella estaba pálida, con un rostro estupefacto, visiblemente molesta.
—¿Qué pasó, Stella? —preguntó Sophie, sonriendo, yendo a buscarla.
—Nada. Daemon no parece estar de buen humor. —se encogió de hombros, con los ojos fijos en mí.
Quise sonreír por mi triunfo. Me ahorré las explicaciones y suprimí mi sonrisa.
Actriz, ante todo, era una buena actriz. De todas maneras, Daemon no quiso estar con otra que no fuera yo y eso me hizo sentir de un modo extraño. ¿Por qué estaba teniendo estos sentimientos? Quería que solo estuviera conmigo y eso no tenía sentido.
—Estoy segura que tendrá mejor humor más tarde. Oh, cuanto lo extraño. —Stella se mordió el labio de una mane