92. EL SUFRIMIENTO QUE MARCA.
Verónica tenía más de un día encerrada en aquella vieja habitación. No sabía si era de día o noche, su pequeño se alimentaba de su pecho, pero su estómago rugía de hambre.
— ¿Sabes por qué no te matan o te torturan? —pregunta el guardia de turno— Realmente es interesante.
Aquel hombre es el único que se ha presentaron sin nada que le cubra el rostro. Sonríe de forma burlona las dos veces que le ha tocado cuidar a Verónica.
— ¿Por qué? —respondió débilmente
— Ellos le temen a Dominico, temen que si nos encuentra, la venganza que va a tomar. Has elegido muy bien al hombre que ha decidido hacerte madre.
Verónica se ha cansado de repetir que no es su padre, pero ahora ya no tiene fuerzas. Debe mantenerse vida por su hijo, muriendo ella, Dom tiene menos oportunidad de sobrevivir.
— Entonces es más fácil que nos dejen ir.
— Si, pero ahora que estamos dentro, sabemos que Dominico no nos dejará ir solo por eso. ¿No es obvio?
— Al parecer no lo conozco tanto como ustede