6. LOS CELOS REPRIMIDOS
Al dia siguiente, Verónica hizo una cruz en el calendario, faltaba menos para que el contrato terminase, lo que le provocó un largo suspiro. Como casi todos los dias, el desayuno estaba listo y no habia rastro alguno de Alexander. Verónica apenas provó aquel desayuno y se fue. Hoy seria un día largo, con muchas citas y cirugías en la agenda, aunque aquel día ella no conduciría, si no que Levi King pasaría por ella. Verónica lo observó como un gesto de amistad, pero Levi quien por su posición sabía que su matrimonio era un contrato, lo que es aún mejor sabía que en cualquier momento terminaría, no dejaría de aprovechar cada oportunidad. — Buenos días, Verónica —Levi habló con la típica sonrisa que lo caracterizaba. — Buenos dias. ¿Te hice esperar? Verónica quedó pasmada al ver tan temprano una sonrisa así de amable. Al contrario de las frías miradas que su esposo solía dedicar. — Para nada, acabo de llegar. Mientras conducía y hablaban, Levi miraba de reojo a Verón
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