89. LA TENSIÓN DEL SECUESTRO.
Verónica es encerrada en un sótano. Sostiene a su hijo que se ha dormido en sus brazos, sin saber que más hacer, lo sostiene con fuerza, prometiendo que hará lo necesario para salir de aquella situación.
«¿Hubiera cambiado algo de haber dicho públicamente quien es el verdadero padre de mi hijo?»
— Lo mejor hubiera sido que Antoni me hubiese dicho la verdad desde que lo conocimos —murmura Verónica con dolor.
Antoni era su mejor amigo desde que se fueron a Francia. Él cuidó de ella, de Helena, de Mikkel, de su hijo, los ayudó todo este tiempo sin decir ni una palabra de quién era realmente.
«Dominico Callahan» aquel nombre le parece conocido a Verónica, pero la situación no la deja pensar con claridad de quién pueda ser.
— ¡La tenemos, por fin veremos la caída de Dominico! —Verónica escucha el grito de victoria de alguien fuera de aquella habitación.
— Nunca pensé que una mujer lo pusiera tan desesperado, jamás pensé que vería el día en que ese hombre tuviera una debilidad.
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