84. LA MALDICIÓN DIXON.
Sus recuerdos lo perseguían como perro callejero al olor de su comida favorita. Hace tanto que no la veía, que la notaba diferente, mas adulta, más atractiva, mas sexy.
Alexander sabía que hace un año, se había equivocado al demandarla. Sabía que era el responsable de que Verónica perdiese su título. Así que ahora no sabía que hacer para acercarse a ella.
— Espero esas ideas que estás elaborando ahora mismo, sean la respuesta a la baja de estos días —habló su padre— No busques problemas.
— Sé claro —Alexander apenas y le prestó atención— ¿Qué quieres? ¿A qué has venido hoy?
Alejandro Dixon no quería que si hijo siguiera mandando en el grupo, al ser un hombre «enamorado», era como verse así mismo cuando conoció a su madre. Sabe lo que viene después.
Dudas.
Las dudas en este mundo, equivalen a pérdidas millonarias.
— Los problemas están creciendo dentro del grupo, todos los días recibo llamadas de los inversionistas —se queja Alejandro con disgusto— Todos están a pu