22. LA TRAICIÓN DE ALBERTO FUENTES
Horas antes de la cirugía de Verónica, el doctor Fuentes se encontraba en la estación de policías. Ana Bell le había hecho una llamada para pedirle que fuera a hablar con él. Aunque el doctor no fuera santo de su devoción, el odio por Verónica los unía.
Ana Bell solo llevaba un par de días en la cárcel preventiva, pero parecía la digna villana de un cuento de terror. Su cabello se veía grasoso, verla sin sus elegantes ropas, sin tacones y desaliñada, era algo como para tomarle una gran foto.
— No me mires así —ordenó Ana con fastidio— No te hablé para que me tengas lástima.
— Nunca podría tenerte, eres la responsable de miles de muertes. Tu y tú negocio de mierd*. Los jóvenes no conoces sus límites y solo sueñan que todo sale bien. Espero esta lección te sirva.
— Ahórrate el discurso, no estaré mucho tiempo aquí. Por más que desees que así sea. Estaba pensando que Verónica se vería bien a mi lado.
El doctor Fuentes asiente, ahora si le pondría la atención adecuada a cua