El aire en Boston olía a mar, a café recién hecho y a anticipación. Olivia se encontraba de pie en el lobby remodelado del hotel Vance, un espacio que había sido transformado de una zona de paso genérica en el prólogo de la historia que quería contar. A su lado, Clara, con una tablet en la mano y una sonrisa de satisfacción contenida, observaba los últimos ajustes. Los artesanos habían terminado su trabajo apenas horas antes, y el resultado era… trascendente.
La luz de la mañana se filtraba a través de una imponente lámpara de vidrio soplado, obra de un taller local, proyectando destellos azules y verdes que se mecían suavemente sobre el piso de madera recuperada. Donde antes había sillones idénticos e impersonales, ahora había butacas tapizadas en lana merina de un gris cálido, cada una con ligeras variaciones que hablaban de su origen artesanal. En la pared principal, un enorme panel de madera de roble tallado con un mapa abstracto de la costa de Nueva Inglaterra servía como punto f