Los tres días que siguieron a la cena con Alexander fueron un torbellino de actividad febril y silenciosa. Olivia se convirtió en una presencia fantasmal en Blackwood Manor, desplazándose entre la biblioteca y su suite con pilas de informes, su tableta siempre en la mano. La revelación sobre el "viajero experiencial" había abierto una compuerta en su mente, y ahora cada dato, cada reseña, cada informe de mercado se filtraba a través de ese nuevo prisma.
Thorne, al ser informado por Alexander del nuevo enfoque, había ajustado su entrenamiento. Ya no se centraba en interrogatorios financieros, sino en cuestionar la viabilidad de su visión.
—¿Cómo cuantifica la 'autenticidad', señorita Green? —le espetaba—. ¿Cómo traduce 'experiencia compartible' a un balance general? Son conceptos etéreos. Charles se reirá en su cara.
—No son etéreos —replicaba Olivia, cada vez con más seguridad—. Se traducen en tarifas premium justificadas, en un índice de repetición de clientes más alto, en publicidad