La mañana del tercer simulacro llegó con una tensión renovada. Olivia desayunó casi sin apetito, repasando mentalmente los ajustes que había hecho en su presentación tras la sesión con Alexander. La crítica de Thorne sobre su rigidez aún resonaba en ella, y estaba decidida a encontrar un equilibrio entre la precisión y la autenticidad.
Al entrar en la biblioteca para lo que supuso sería la sesión matutina de repaso, notó de inmediato el cambio en la atmósfera y en el propio Thorne. El abogado, normalmente un pilar de imperturbabilidad parecía… alerta, casi tenso. Sostenía su tableta con más fuerza de lo habitual, y sus ojos barrieron la habitación con rapidez antes de posarse en ella.
—Buenos días, señorita Green —saludó, su voz más cortante de lo usual—. El plan para hoy ha sufrido una modificación por orden directa del señor Vance. El simulacro no tendrá lugar en la sala auxiliar. Se llevará a cabo aquí, en la biblioteca, en este mismo instante. Considérelo un ejercicio de adaptació