Pasaron unos minutos para que mis palabras fueran registradas en la mente de Doña Leonor, su mirada perdida hacia el infinito y su absoluto silencio, no dejaban ver que era lo que pasaba por su mente, después de unos momentos, la mujer asintió, su semblante había cambiado en cuestión de segundos, parecía como si hubiera envejecido de pronto, y no era para menos, hacía apenas unas horas, su hija había recibido su anillo de compromiso, estaba feliz planeando el baile de sus sueños, donde su padre anunciaría ante la sociedad, su próximo enlace matrimonial; y ahora estaba allí, tendida en su cama, debatiéndose entre la vida y la muerte…
Doña Leonor, dio la orden de que fuera a buscar a su esposo al palacio de gobierno y también envió un empleado a la casona de Castilla para que buscaran a Maximiliano, quien tuvo que hacer un gran esfuerzo, para no salir volando de allí y caminar lentamente para fingir su convalecencia.
Isabel había dejado de temblar y le había cedido la fiebre por un mom