El ruido de la puerta me sacó de mis pensamientos bajé rápidamente las escaleras y me encontré con la señora del servicio, la misma que había visto el día anterior en la casa de Lola.
- Buen día señorita Isabel, espero no haberla despertado – me dijo al tiempo que puso una bandeja con un delicioso desayuno en la barra de la cocina- La doctora, me pidió que le trajera el desayuno porque usted aún tiene su refrigerador vacío- continuó – también me dijo que me pusiera a sus órdenes, si usted está de acuerdo, yo me haré cargo de la limpieza de la cabaña y de atenderla a usted –
—Gracias — contesté – pero no quiero dar molestias, yo misma puedo hacer la limpieza y atender mis necesidades por lo pronto dispongo de todo el tiempo del mundo. ¿Cuál es su nombre? –pregunté-
—Mi nombre es Zazil señorita — contestó – y no es molestia, venir a limpiar la cabaña dos veces por semana es parte de mi trabajo y también puedo encargarme de preparar sus alimentos.
— Está bien Zazil, se lo agradezco mucho