Nunca nadie me había dado tantos puntos buenos sobre mí misma. Me siento muy tímida ahora. Y agradecida también.
-¿Quieres que siga? –pregunta al notar el silencio de mi parte.
-No, es que me sentí abrumada. No pensé que me vieras así, o que alguien me viera así...
-Es terrible que no lo hagas, podrías estar con quien quisieras. De verdad. Cualquier hombre perdería la cabeza por ti. Eso es algo que también me encanta de ti, tu inocencia.
-No es buena en este negocio.
-No, pero habla de tu calidad humana. Y eso desarma. Me ha desarmado en varias ocasiones. Igual que tu falta de filtro entre la boca y la cabeza.
Recuerdo el primer diálogo que tuvimos en la Fiscalía. Quiero que me vuelva a tragar la tierra por la vergüenza.
-Perdón, de nuevo perdón...
-No te disculpes, fue divertido... Tuve que esconder la risa, en primera porque ni sabías quién era yo y en segunda por tu cara de sorpresa al enterarte quién era yo.
-¿Te estás burlando de mí, Armandito?
-Sí... Es imposible no hacerl