-¿Seguro que no quieres dar la vuelta? –le pregunto a Gerardo quien ya está a la puerta del hotel. Tomamos nuestras cervezas y pagamos la cuenta antes de que llegara el mariachi, lo cual agradecí.
-No Carito, prefiero dormir un rato. Las cervezas me pegaron, más la desvelada... Ustedes que son jóvenes vayan y disfruten del lugar.
-Cálmate anciano. Mañana nos vemos en el lobby a las 9, unas horas más para que puedas sentirte mejor.
-Como a ti no te metieron un balazo...
-Pero todavía tengo mi costilla rota.
-¿En serio quieren hacer competencia de dolencias? –cuestiono al saber que ninguno me diría que sí porque perderían.
-Esta bueno, pues. Que tengan buena noche, no se desvelen mucho –dice antes de dar la media vuelta y meterse al hotel.
Armando y yo caminamos de vuelta a la plaza que nos queda solo a unos pasos. El lugar está bastante iluminado y, sorpresivamente, aún tiene muchos comercios abiertos. Seguramente porque es viernes, esto lo aprovechan muchos turistas, nos ha tocado