Unas cuatro horas, y una parada en Cuatro Vientos, después llegamos al centro de Taxco. Como muchos otros pueblos mágicos en México, el centro se compone de una gran plaza con edificios de arquitectura tradicional alrededor. Hay muchos comercios que ya se empiezan a instalar, dando la bienvenida al turismo local y extranjero.

Es un lugar muy solicitado, sobre todo por la venta de joyas con metales preciosos, como la plata y el oro.

Armando deja el coche en un estacionamiento público cerca a la plaza central. Quedamos en avisar al agente Roque cuando lleguemos para darnos detalles del convento y del hotel donde nos quedaremos esta noche.

Ya estamos en la plaza, pero el calor está mortal. Se siente húmedo el ambiente, lo que hace más pesado soportar todo el sol. Buscamos una tienda o algún sitio donde podamos conseguir bebidas. Gerardo y sus ojos de halcón ubican una heladería en la esquina, y vamos los tres mientras Armando le avisa al agente que estamos ya en espera.

Armando pide un a