Después de pasar gran parte del día en oficinas, en curso y llenando folios y hojas, por fin hemos terminado los trámites burocráticos. Tenía razón el comandante, nos tardaríamos todo el día en ello, son las seis de la tarde. Nos falta una hora para terminar el turno, pero apenas vamos a comer.

Esperamos a Armando que bajó por la comida que pedimos, mientras ellos pidieron unas enchiladas de mole y verdes, yo opté por una ensalada y carne asada.

-Ya en serio, Carito... ¿estás a dieta? Te veo muy flaca, mujer.

Tengo que voltear los ojos por su insistente pregunta.

-No Gerardo, no estoy a dieta. Solo que estas dos semanas sin ustedes me han dejado sin carbohidratos, grasas, refrescos, pan, dulces, botana...

-Ya, ya, ya... Ni que tuviera quince años para comer así de mal.

-Perdón pero, ¿qué acabas de comprar en la máquina dispensadora? –pregunto sarcástica.

-Unas papas y donas, después de todo el en trámites, no es nada mi Carito... Eres re exagerada, mujer.

Solo río mientras volteo lo